Quién diría hace unos años que los oricios (erizos de mar) se convertirían en el plato más exclusivo de Asturias, y uno de los más caros. Y es que este bicho marino rodeado de espinas es para los asturianos un manjar difícil de superar, viene a ser como nuestro caviar. A pesar de lo aparatoso que puede resultar abrirlo y de que siempre acabas manchado, este sabor yodado de su carne nos vuelve locos. Solos al natural, en revuelto, en croquetas, en salsa, de todas las formas son bienvenidos.
El oricio es tan exclusivo… que está vedado temporalmente
Resulta que nos gustan tanto los oricios que durante muchos años se recogieron en grandes cantidades, como quien recogía castañas de un camino público en otoño. Ya sabéis que tenemos fama de comer bien.
“En la época de los erizos, dábamos nuestra escapada a la costa con el saco debajo del brazo para traerlo al hombro con erizos.
– ¿Vamos hoy a oricios?
– Vamos.
…. Costaba trabajo convencer a mi madre. Dos o tres rapaces y yo íbamos hasta el monte Coroña, hacia el Piles, hacia Les Caseríes, hasta el Santuario de la Guía, que se perdía, allá al fondo de Gijón, frente a los peñascos azotados por los cachones, en un recodo del mar, por la parte de la playa de San Lorenzo.” (Alfonso Camín, 1952, Entre Manzanos)
Hasta llegar a un punto que la población de oricios quedó tan mermada que el Principado de Asturias vedó su extracción en 2016. Y actualmente su extracción sigue vedada de manera indefinida hasta que su población se recupere correctamente. De ahí que los oricios sean, a día de hoy, el plato más exclusivo de la gastronomía de Asturias, porque ni siquiera está permitida su recogida.
Todavía recuerdo épocas, siendo yo crío, en las que alguien llegaba con un caldero de oricios que había comprado por la zona de Villaviciosa, Colunga o Ribadesella, cerca de Ceceda, nuestro pueblo. ¡Y qué ibas a hacer! Disfrutar de la pitanza y comer encantado, a ver quién iba a pensar que estábamos siendo demasiado fartones. Por otro lado, algo muy común entre la gente asturiana esto de fartar. Y el que escribe no se queda atrás, ya me gustaron desde pequeñín. Algo tienen…
Un sabor fuerte y adictivo, y caro
Algo tiene este bicho que nos engancha. Quizás, como cuenta la gente de mayor edad, “de guajes regalabanlos, no valien nada”. Que se comieron y se comieron, y como de gustos no hay nada escrito, la gente adquirió la costumbre de comerlos y finalmente comenzó a apreciar su sabor. Un sabor a yodo y a sal, que te lleva directo al interior del mar. Y no al interior de aguas caribeñas. No, te lleva a las aguas templadas, tirando a frías, de un mar con carácter como el Cantábrico, de oleaje y acantilados.
Debido a su sabor intenso y explosivo, empezó a llamar a la puerta de la alta cocina. ¿Para qué buscar algas potenciadoras de sabores en Japón, cuando tenemos aquí una bomba? Pues entre una población asturiana cada vez más aficionada a este alimento de espinas y carne rojiza, y su utilización gastronómica de alto nivel. La ley de “la oferta y la demanda” hizo su trabajo y comenzaron a subir los precios hasta convertir al oricio en una delicatessen. Pagándose estos últimos años a precios por encima de los 20 euros el kilo. Cuando ven esto nuestros abuelos no saben qué pensar, si ellos fueron afortunados de críos o que la gente se ha vuelto loca.
¿Y de dónde vienen los oricios ahora?
Esta es la gran pregunta ¿de dónde vienen lo oricios? Y ¿cómo saciamos nuestras ganas de comer oricios? Pues la respuesta se encuentra en nuestra comunidad vecina de Galicia. Donde, aun siendo una tierra que prepara excelentemente los alimentos del mar, ¡no comen oricios oye! Este alimento no se encuentra entre sus productos tradicionales, a ver, se puede encontrar en alguna carta de un restaurante. Pero no es lo habitual.
Porque uno de los motivos por los que no se levanta la veda en Asturias es por el aumento de la temperatura del mar Cantábrico. Se cree que esta subida impide desarrollarse al ritmo esperado a los cientos de miles de oricios juveniles que se han ido soltando durante estos años en Asturias. Pero en Galicia, debido a la influencia del océano Atlántico, la temperatura del agua es más baja, permitiendo el buen crecimiento y reproducción del animal.
Una fecha imprescindible para el amante del oricio
Sin duda el buen comensal de oricio tiene que ir al Festival del Oriciu de Güerres. Un bonito pueblo en el concejo de Colunga, situado entre la playa de la Griega y la de la Isla. Aquí, a principios de marzo se traen oricios como para parar un tren, en este año 2020 se compraron 1500 kilos de oricios que se vendieron en un abrir y cerrar de ojos. El plan es sencillo, compras los oricios, la bebida, “sidra que non falte” y encuentras una mesa o te apoyas en un muro del pueblo, o donde sea para disfrutar del manjar. Y es que entre los vecinos locales y demás gente de Asturias con afición al oricio, se junta en Güerres un buen número de gente. Que además del oricio, disfrutan de unas vistas espectaculares de la costa oriental asturiana, siempre dominada por la magnífica sierra del Sueve, la del Fitu y el Picu Pienzu situados a pocos kilómetros como un gran muro verde.
Si tenéis ganas de comer oricios o queréis conocer este apreciado alimento, tendremos que organizar una buena escapada en la fecha que se celebre el Festival del Oriciu de Güerres. Una experiencia en la que además del oricio, la protagonista sea la costa de Asturias y la Comarca de la Sidra, sus pueblos y su cultura tradicional alrededor de la sidra. O bien, podremos acercarnos al Parque Nacional de Picos de Europa o a la Reserva de la Biosfera de Ponga y disfrutar de rutas interpretando la naturaleza y los pueblos junto a guías locales, más que guías, vecinos del lugar. ¿Os va gustando el plan? Contactar con nuestro equipo y os informaremos sobre nuestras experiencias personalizadas y nuestra manera de mostrar la cultura tradicional de Asturias.
Comments